La cuesta emocional de enero

Hablamos de la “famosa cuesta de enero”, pero de una, que tal vez, no es tan conocida; la cuesta emocional después de Navidad. Durante estas últimas semanas, la mayoría de nosotros y nosotras, hemos estado sumergidos en una vorágine de comidas de empresa, encuentros familiares, paseos para ver las luces de navidad, compras de regalos, ilusión por abrir los propios, y, sobre todo, muchas emociones intensas relacionadas con alegría, ilusión, expectativas y cierta rotura de nuestros hábitos y rutinas. Es por ello, que volver a la normalidad no resulta fácil. No es de sorprenderse, si en estas semanas la mayoría nos sentimos un poco apáticos, desorientados o incluso, nos estamos sintiendo frustrados o enfadados. Esta últimas sensaciones provienen de que el fin de la navidad coincide con el inicio del año nuevo, fecha simbólica de comienzo de nuevos hábitos y objetivos. Todos nosotros, de algún modo u otro, sentimos que algo tiene que comenzar, que algo nuevo tiene que darse en nuestras vidas y comenzamos a repasar nuestros hábitos, nuestros objetivos y valores individuales para generar así los “propósitos de año nuevo”. No es de extrañar entonces, que, por estas fechas, ya comencemos a sentir esa frustración, culpa e incluso vergüenza por no haber sido capaces de cumplir alguno de ellos.

Con esta lectura, te invito a que te recuerdes que con el mero hecho de haberte planteado nuevos objetivos que quieres realizar ya has hecho el gran cambio frente al año pasado. Tomar consciencia, identificar y visibilizar aquellas áreas de nuestra vida en la que queremos mejorar, ya es el gran comienzo. Aprovechar la apertura de año como fecha simbólica para pararte a pensar en qué quiero dejar atrás en mi vida y que quiero comenzar es algo positivo, y por supuesto, hacer de esa fecha un ritual de revisión tiene una función útil en nuestras vidas, pero no dejemos que lo simbólico de ese día se convierta en algo negativo para nosotros mismos.

El proceso de adquisición de nuevos hábitos y realización de nuevas metas no es un proceso lineal. Es un proceso escalonado que conlleva recaídas, que se sienten como “derrotas”, pero que, sin embargo, no lo son, ya que, aunque la vivencia personal sea de “volver a comenzar”, ya no estamos en la misma fase.

Desde Ilitía Psicología, os invitamos a que  el proceso de conseguir “los propósitos de año nuevo” sea un proceso de mucha compasión con nosotros mismos, de mucha paciencia y tolerancia con lo que somos y con las recaídas que implican; y si alguno de esos propósitos tiene que ver con tu salud mental y sientes que no  puedes llevarlos a cabo solo o sola, no dudes en buscar ayuda profesional con nuestro equipo de psicólogos en Villaverde, Madrid, a través de la terapia psicológica.

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