Trastornos de la Conducta alimentaria (TCA), ¿Cómo identificarlos?

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria se definen como un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de alimentos o con la conducta hacia éstos (preocupación excesiva por el peso y la imagen corporal, miedo a engordar, etc.). Constituyen un problema de salud mental, que afecta principalmente a adolescentes, debido a la vulnerabilidad propia de la etapa vital, unida a la presión social respecto al ideal de belleza. Además, encontramos más casos en mujeres que en hombres.

Aparentemente todos sabemos lo que son y en qué consisten, sin embargo, estos trastornos se van desarrollando de manera progresiva y no siempre llamativa, por lo que es importante conocer sus manifestaciones principales con el objetivo de ponernos alerta.

Cambios en la alimentación:

  • Comienzan dietas de adelgazamiento por su cuenta sin aparente necesidad, suelen ser dietas muy estrictas y sin fecha de fin.
  • Se saltan comidas o ponen excusas para no comer.
  • Evitan comer acompañados.
  • Cocinan sus propias comidas fuera del menú familiar.
  • Disminuyen la cantidad de comida o eliminan alimentos que antes sí comían.
  • Cuentan las calorías de todo lo que ingieren.
  • Realizan visitas al baño después de las comidas.
  • Refieren sentimientos de culpa tras las comidas.

Síntomas físicos:

  • Pérdida de peso sin causa orgánica.
  • Cansancio excesivo, mareos.
  • Desaparición de la menstruación en el caso de las mujeres.

Preocupación excesiva por la imagen corporal

  • Se pesan varias veces al día y se miran al espejo continuamente.Hacen comentarios despectivos hacia su cuerpo o su persona constantemente, mostrando gran insatisfacción personal.

  • Comparan su imagen corporal con la de otras personas, infravalorándose a sí mismos.

Cambios conductuales:

  • Cambios en el estado de ánimo, la gente las encuentra “raros”, más tristes, irritables.
  • Evitan planes sociales, sobre todo los que impliquen comer o mostrar el cuerpo (playa, piscina…), reduciendo así su círculo de amigos.
  • Aumentan la práctica de ejercicio físico de manera exagerada, incluyendo enfado ante imposibilidad de realizarlo o conductas compensatorias si consideran que han comido de más.

Es importante señalar que estos trastornos no indican únicamente un problema con la comida, si no que son un reflejo de problemas psicológicos o emocionales que están detrás y que deben ser objetivo prioritario en el tratamiento para la recuperación y mejora de calidad de vida de los pacientes.

En Ilitía psicología tenemos a los profesionales adecuados que pueden tratar estos casos. Si sospecháis que algún familiar o vosotros mismos puede estar pasando por un TCA podéis contactar con nosotros.

SALUD MENTAL MATERNA

Estos días se ha estado dando visibilidad sobre la importancia del cuidado de la salud mental materna, esa parte tan tabú o escondida de la maternidad.

Son muchas madres que acuden a nuestra consulta en Ilitía Psicología, en Villaverde, Madrid, por diferentes motivos que envuelven ciertos traumas con respecto al embarazo, parto o posparto, o por síntomas relacionados con ansiedad o depresión.

Pese a los avances en este área, aún nos queda mucho por avanzar, como es, una adecuada formación en cuanto a identificación de posibles problemas emocionales o psicológicos por los que pueda estar pasando la madre, así como una adecuada capacidad de comunicación, empatía, escucha y acercamiento a dichas mujeres, por parte de todo el personal sanitario que envuelve la maternidad, así como un aumento de profesionales sanitarios, como psicólogos, que están adecuadamente formados y puedan dar asistencia a estos casos.

Sabemos que el futuro es muy importante, y en él estarán presentes todos esos niños nacidos o por nacer en estos tiempos. Por ello, debemos recodar que una persona no solamente se forma fuera del vientre materno, sino también dentro, y que si tenemos a una mamá que puede gestionar adecuadamente su maternidad (véase búsqueda de embarazo, embarazo, parto y posparto, así como crianza), tendremos una madre que podrá atender mejor a las necesidades de su hijo y un hijo que se desarrollará y crecerá de forma más saludable.

Como sociedad también tenemos la responsabilidad de cuidar de las madres, sin juzgar, apoyando, escuchando y dando espacio a que puedan desarrollarse como madres sin sentirse presionadas por los demás.

¿Cómo estás? o ¿Qué necesitas? son preguntas muy poderosas y necesarias durante este proceso.

Aceptación y compromiso

El contexto social en el que vivimos nos transmite la idea de que el malestar tiene que ser
eliminado y que no podemos tener una vida plena o ser felices teniendo experiencias
desagradables. Sin embargo, desde la terapia de aceptación y compromiso se pone en duda
esta premisa y se asume que es inevitable que tengamos pensamientos o emociones que
consideramos negativas.


Según esta perspectiva el sufrimiento procede de la evitación e intento de control de estos
eventos desagradables por lo que proponen adoptar una actitud abierta, reflexiva y flexible. Una
metáfora que ejemplifica esta perspectiva es la de la lucha con el con el monstruo (Wilson y
Luciano, 2002)


Este señor vive atado a un monstruo y cuando le ve le genera mucho
malestar. ¿Qué harías tú si fueras este señor?


o Discutir con él y convencerle para que te deje en paz.
o Tirar de la cuerda para que se caiga y entonces continuar con tu
vida.


El problema es que el monstruo es muy fuerte y pesado y no lo consigues. Tampoco puedes
cortar la cuerda ni desatártela cuerda de la muñeca.


¿Es esto lo que haces tú cuando aparece ese pensamiento o emoción que


te molesta? ¿Empiezas a rumiar y a darle vueltas a ese pensamiento o
emoción negativa? ¿Comienzas a luchar con tu monstruo tirando de la
cuerda?


Es natural intentar evitar y controlar estos eventos, pero mientras estamos
inmersas en esta lucha ¿estás atenta a todo lo demás que ocurre en tu
vida? ¿o tienes el foco en aquello que te molesta?


Sin embargo, aunque el monstruo sea muy desagradable y te haga daño,
tenemos que aprender a convivir con él y seguir con tu vida, aceptando que estas emociones y
pensamientos nos acompañarán mientras enfocamos nuestra atención en lo que realmente nos
importa.

El estigma de la salud mental

¿Sabías que 1 de cada 4 personas ha sufrido o sufrirá un trastorno mental en su vida? Esta cifra nos indica que el 25% de la población padecerá de una alteración que afectará a su manera de interactuar con las diferentes áreas de su vida, pudiendo afectar al ámbito social, laboral u otras actividades importantes para ellos mismos.

No obstante, pese a esta cifra los problemas asociados con la salud mental se han tratado durante mucho tiempo como un tema tabú, como algo que había que ocultar porque de lo contrario quedaríamos expuestos y, por tanto, se ha visto relegado a segundo plano. Sin embargo, es muy importante remarcar que, cuando hablamos de salud, hablamos de bienestar a nivel físico, mental y social. Sin embargo, ¿cuántas veces tenemos en cuenta estas últimas dos esferas?

Pese a que hoy en día, cada vez hay más concienciación en lo relativo a la salud en su más amplio aspecto, todavía existe un estigma asociado a la salud mental.

El estigma está asociado con creencias falsas que tenemos sobre las enfermedades y afectará a la actitud que tengamos tanto con los demás como con nosotros mismos.

Si nos centramos en los demás, tener una percepción negativa y errónea sobre lo que implica tener un problema de salud mental puede generar algunas conductas discriminatorias, aislamiento de la persona afectada y falta de comprensión del problema. Esto, a su vez, tendrá consecuencias en las otras personas porque tendrán menos apoyo social y empeorará su problema, llevando a que tenga dificultades en otras áreas de su vida, como pueden ser la laboral o la social.

Si nos centramos en nosotros mismos, el estigma nos puede afectar de diversas formas. Para empezar, es más complicado que se busque ayuda o tratamiento dado que se cree que “la situación no puede mejorar”. De hecho, si nos centramos en España, más de la mitad de las personas con trastorno mental que necesitan tratamiento no lo reciben (y en algunos de los casos en los que sí reciben, no es el adecuado).

El estigma asociado a la salud mental es una de las causas por la que muchas personas deciden no buscar ayuda profesional cuando la necesitan. Desde Ilitía Psicología, os queremos acercar la importancia de que se lleve a cabo una labor de concienciación y de información para que conozcamos mejor los trastornos mentales y eliminemos las creencias erróneas asociadas a los mismos. Una mejor comprensión nos permitirá llevar un mejor afrontamiento.

¿QUÉ ES LA RESPONSABILIDAD AFECTIVA?

En la actualidad, la difusión por parte de los medios de comunicación, las redes sociales, y la psicología divulgativa ha puesto el termino responsabilidad afectiva en el foco de las atenciones. Hoy nos detenemos a reflexionar sobre el término. Si bien es cierto que el término ha sido más utilizado en la última década, autoras como Deborah Anapol vienen reflexionando sobre este concepto desde la década de los 80. En sus inicios, la forma de pensar la responsabilidad afectiva estaba directamente conectada con otras formas de generar vínculos sexo-afectivos, como pueden ser las relaciones abiertas, o el poliamor (Anapol, 2010).

La responsabilidad afectiva es una propuesta de comportamiento que tiene como eje central el respeto, equilibrio y cuidado mutuo ofreciendo herramientas que refuerzan los vínculos afectivos sanos, proponiendo así una equidad en responsabilidad y cuidados. Cuando establecemos vínculos interpersonales se generan respuestas emocionales que suponen satisfacciones, apegos, confianza, seguridad, pero también, aparecen los miedos, dilemas y conflictos. Por ende, abordando la complejidad de las relaciones humanas, la responsabilidad afectiva surge como respuesta a una posible forma de relacionarnos donde no se trata de negar los miedos y los conflictos, porque forman parte de cualquier relación interpersonal, si no que, a través del cuidado y respeto mutuo con base en una comunicación y empatía, se pueda construir una relación íntima sana y honesta. Si bien en sus orígenes la responsabilidad afectiva dio respuesta a la insatisfacción en vínculos románticos, en la actualidad se ha demostrado que una buena responsabilidad afectiva puede mejorar la calidad de las relaciones interpersonales más allá del ámbito romántico, donde aparecen las relaciones familiares, laborales y amistades, entre otras. Como se ha mencionado, la responsabilidad afectiva es una forma de comportamiento y, por tanto, puede aprenderse y desarrollarse. Por ello, es importante mencionar que la responsabilidad afectiva está directamente conectada con nuestra inteligencia emocional y hay ciertas conductas que se pueden llevar a cabo para poder ir ejercitándola. Una comunicación sincera y honesta, el trazado de límites en las relaciones interpersonales, validar al otro, asumir los conflictos dentro de la relación y evitar el exceso de la racionalización pueden ser algunas de las pautas a llevar a cabo asumiendo la responsabilidad afectiva dentro de nuestros vínculos interpersonales.

Si estás planteándote acudir a terapia o quieres adquirir herramientas que te ayuden a gestionar mejor tus relaciones, en Ilitía Psicología, Psicólogos en Villaverde, Ciudad de los Ángeles, Madrid, nuestro equipo de psicólogos estarán encantados de atenderte.

REFERENCIAS

Anapol, D. (2010). Polyamory in the 21st century: Love and intimacy with

multiple partners. Rowman & Littlefield Publishers.

La soledad

Desde Ilitía Psicología, psicólogos en Villaverde, Madrid, hemos querido abordar este sentimiento que resulta tan importante de tratar cuando surge en nuestras consultas.

La soledad es un término que todos parecemos conocer o comprender. Muchas veces, al hablar de soledad se hace referencia a esos momentos en los que no hay nadie con nosotros, esos momentos en los que estamos “físicamente” solos. Sin embargo, la soledad no solo implica eso, sino que es un sentimiento que nos puede aparecer tanto cuando estamos solos como cuando estamos acompañados.

Los sentimientos de soledad se caracterizan por un sentimiento de vacío, son momentos en los que, pese a que podamos estar rodeados de gente, nos sentimos incomprendidos y angustiados. Puede generar emociones bastante negativas que nos llevarán a realizar cada vez menos actividades, y pueden provocar, a largo plazo, otros problemas, tanto emocionales como físicos.

Asimismo, la soledad en muchas ocasiones se ve acompañada de pensamientos negativos, como “no le intereso a nadie”, “soy aburrido” o “siento que no me comprenden”. Éstos, influirán en la manera en la que percibimos al resto de personas y en cómo nos relacionamos con el resto.

La soledad puede aparecer en varios momentos de nuestra vida, pudiendo ser ocasional (en aquellos momentos en los que las circunstancias hacen que tengamos un malestar psicológico temporal y nos sintamos solos), o crónica (siendo en este caso, más estable). La soledad puede aparecer como respuesta a momentos complicados de nuestra vida, momentos en los que hay varios cambios. Por ejemplo, en el caso de las personas mayores, podríamos observar cambios en muchas áreas, como puede ser el área laboral (la jubilación), la pérdida de seres queridos o los problemas de salud. Estos factores pueden generar una reducción en nuestras relaciones sociales y, por tanto, un aumento de ese sentimiento de soledad.

Otro ejemplo muy reciente puede ser la pandemia que hemos vivido. Durante el confinamiento, mucha gente tuvo dificultades para mantener el contacto con otras personas, ya sea por carencia de medios electrónico o por el estrés generado por la situación en sí.

Teniendo en cuenta que la soledad puede generar consecuencias negativas en la salud física y emocional de las personas, se deben buscar recursos para poder abordar de mejor manera esta situación como, por ejemplo, las asociaciones que trabajan para reducir la soledad en personas mayores.

Desde la psicología, y desde el equipo de psicólogos de nuestro centro, la soledad se trabaja abordando las siguientes áreas:

  • Mejora de habilidades sociales.
  • Fortalecer la red de apoyo social.
  • Buscando soluciones para aquellas situaciones que podemos controlar y nos estén generando estos sentimientos.
  • Aceptando los cambios de nuestra vida que pueden estar derivando en los sentimientos de soledad.
  • Tratamiento de las distorsiones cognitivas, es decir, de los pensamientos negativos acerca de nosotros mismos o en relación a como creemos que nos perciben los demás.

La importancia de la práctica

La vulnerabilidad psicológica que se presenta en las personas con altos niveles de ansiedad es algo que la psicología viene trabajando desde hace ya unas décadas debido al aumento de la incidencia de pacientes que la presentan.
En la actualidad, según el Informe de la Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de junio de 2022, la depresión y la ansiedad aumentaron un 25% en el primer año de la pandemia. Con ello, el número de personas que padecen una enfermedad mental asciende a casi 1.000 millones a nivel mundial. En España, según los datos recogidos en el informe “Prevalencia de los problemas de salud y consumo de psicofármacos y fármacos relacionados a partir de los registros clínicos de atención primaria”, la ansiedad es el problema de salud mental registrado con mayor frecuencia en las historias de atención primaria, suponiendo un 6.7% de población con tarjeta sanitaria. 

A la vista de estos datos, no es de extrañar que la psicología clínica haya hecho especial hincapié en desarrollar terapias eficaces para reducir el malestar psicológico de personas con altos niveles de ansiedad. Uno de los recursos más utilizados en la actualidad dentro de los tratamientos psicológicos para personas que sufren ansiedad son “Las técnicas de relajación”, donde aparecen la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva o la visualización positivasiendo algunas de las más utilizadas. 

El objetivo de estas técnicas no es llegar a un estado de tranquilidad absoluta, sino que, son ejercicios que permiten ir entrenando al cuerpo y a la mente a reconocer los estados de alta activación, tensión muscular y otras sensaciones físicas relacionadas con el estrés y la ansiedad. Es por ello, que estos ejercicios requieren de práctica. Las técnicas de relajación son habilidades, y al igual que cualquier otra habilidad, requieren ser ejercitadas. Cabe mencionar que, como en todo proceso de adquisición de nuevos hábitos, lo más importante es que seas paciente contigo mismo. No permitas que tu esfuerzo por poner en práctica las técnicas de relajación se convierta en otro factor de estrés, pero no olvides que la eficacia de éstas reside en lo interiorizadas y naturalizadas que estén. 

Desde el equipo de psicólogos de Ilitía Psicologia en Madrid, Villaverde, te animamos a explorar las técnicas de relajación para observar los beneficios que obtendrás a través de ellas, no solo en los momentos de altos niveles de ansiedad y estrés, si no, de forma rutinaria, cotidiana. Además, es importante tener en cuenta que, para algunas personas, los estados de relajación pueden conllevar sentimientos de incomodidad emocional. Si eso sucede, no dudes en interrumpir el ejercicio y hablar con tu terapeuta sobre ello.

¿Qué es la neuropsicología?

Qué es la neuropsicología y cómo puede emplearse en consulta.

La psicología es una ciencia que engloba una gran cantidad de ramas y especialidades. Hoy nos centraremos en la neuropsicología.

La neuropsicología es la rama de la psicología que se encarga del estudio de las relaciones entre el cerebro y la conducta, es decir, estudia las bases neurales de los procesos cognitivos. Este estudio se realiza tanto en población sana como en personas que hayan sufrido daño cerebral.

El daño cerebral genera consecuencias no solo a nivel cognitivo y emocional, sino que también puede presentar consecuencias a nivel motor. Estos déficits generan a su vez dificultades en el desempeño de las actividades de la vida diaria. Por tanto, los neuropsicólogos deben trabajar con otros profesionales (por ejemplo, fisioterapeutas o terapeutas ocupacionales) en equipos interdisciplinares, para poder lograr una mejor rehabilitación.

Ámbitos de intervención

  • Población neurológica y neuroquirúrgica: en este grupo se incluirían patologías vasculares cerebrales, enfermedades infecciosas, epilepsias, trastornos neurodegenerativos, traumatismos craneoencefálicos…
  • Daño cerebral adquirido: dentro de este grupo se encuentran aquellas personas que han sufrido un accidente cerebrovascular o un traumatismo craneoencefálico.
  • Población psiquiátrica: en este grupo destacan los trastornos del estado de ánimo, trastorno obsesivo compulsivo, esquizofrenia, adicciones, TCAs…
  • Población geriátrica: centrada en procesos de envejecimiento tanto normal como patológico.
  • Población pediátrica: en este grupo se incluiría el tratamiento de los trastornos del neurodesarrollo, tumores y otras alteraciones.
  • Población general: prevención y promoción de la salud mental (por ejemplo, la prevención del deterioro cognitivo o los programas de estimulación cognitiva).
  • Investigación: estudio de los diferentes perfiles neuropsicológicos asociados a diferentes patologías, programas de intervención y rehabilitación.

Teniendo en cuenta que gran parte de estos ámbitos transcurren en la clínica, sería de gran importancia entender cuál es el papel del neuropsicólogo clínico.

Sus principales funciones son:

  • Determinar los déficits cognitivos a través de una evaluación neuropsicológica y obteniendo información a través de otras fuentes, como pueden ser informes médicos o entrevistas con familiares.
  • Rehabilitación cognitiva: elaboración de programas de rehabilitación centrados en el perfil de cada paciente. Los mecanismos empleados para esto son:
    • Restauración: trabajo directo sobre las funciones cognitivas en las que se encuentra el déficit.
    • Compensación: refuerzo de las funciones preservadas de cara a que se pueda compensar el déficit de otras funciones.
    • Sustitución: aprendizaje de estrategias nuevas para minimizar la disfunción provocada por la pérdida o deterioro de otras funciones.
  • Valorar el impacto funcional que tienen los déficits en las actividades de la vida diaria del paciente.
  • Intervención con familias: asesoramiento sobre como tratar a la persona afectada y el rol que pueden adoptar en la rehabilitación de la misma. En este sentido, se destaca la figura del cuidador informal, como persona que ayuda en la realización de las actividades de la vida diaria a la persona afectada.

La cuesta emocional de enero

Hablamos de la “famosa cuesta de enero”, pero de una, que tal vez, no es tan conocida; la cuesta emocional después de Navidad. Durante estas últimas semanas, la mayoría de nosotros y nosotras, hemos estado sumergidos en una vorágine de comidas de empresa, encuentros familiares, paseos para ver las luces de navidad, compras de regalos, ilusión por abrir los propios, y, sobre todo, muchas emociones intensas relacionadas con alegría, ilusión, expectativas y cierta rotura de nuestros hábitos y rutinas. Es por ello, que volver a la normalidad no resulta fácil. No es de sorprenderse, si en estas semanas la mayoría nos sentimos un poco apáticos, desorientados o incluso, nos estamos sintiendo frustrados o enfadados. Esta últimas sensaciones provienen de que el fin de la navidad coincide con el inicio del año nuevo, fecha simbólica de comienzo de nuevos hábitos y objetivos. Todos nosotros, de algún modo u otro, sentimos que algo tiene que comenzar, que algo nuevo tiene que darse en nuestras vidas y comenzamos a repasar nuestros hábitos, nuestros objetivos y valores individuales para generar así los “propósitos de año nuevo”. No es de extrañar entonces, que, por estas fechas, ya comencemos a sentir esa frustración, culpa e incluso vergüenza por no haber sido capaces de cumplir alguno de ellos.

Con esta lectura, te invito a que te recuerdes que con el mero hecho de haberte planteado nuevos objetivos que quieres realizar ya has hecho el gran cambio frente al año pasado. Tomar consciencia, identificar y visibilizar aquellas áreas de nuestra vida en la que queremos mejorar, ya es el gran comienzo. Aprovechar la apertura de año como fecha simbólica para pararte a pensar en qué quiero dejar atrás en mi vida y que quiero comenzar es algo positivo, y por supuesto, hacer de esa fecha un ritual de revisión tiene una función útil en nuestras vidas, pero no dejemos que lo simbólico de ese día se convierta en algo negativo para nosotros mismos.

El proceso de adquisición de nuevos hábitos y realización de nuevas metas no es un proceso lineal. Es un proceso escalonado que conlleva recaídas, que se sienten como “derrotas”, pero que, sin embargo, no lo son, ya que, aunque la vivencia personal sea de “volver a comenzar”, ya no estamos en la misma fase.

Desde Ilitía Psicología, os invitamos a que  el proceso de conseguir “los propósitos de año nuevo” sea un proceso de mucha compasión con nosotros mismos, de mucha paciencia y tolerancia con lo que somos y con las recaídas que implican; y si alguno de esos propósitos tiene que ver con tu salud mental y sientes que no  puedes llevarlos a cabo solo o sola, no dudes en buscar ayuda profesional con nuestro equipo de psicólogos en Villaverde, Madrid, a través de la terapia psicológica.

¿Qué es la psicología perinatal?

Dentro de la Psicología como rama de conocimiento existen diferentes especialidades, que dan respuesta a problemáticas que requieren de una atención especializada por sus características. Así nos encontramos la neuropsicología, la gerontología, la psicología infantil y, aquella de la que vamos a hablar hoy en nuestro blog, la psicología perinatal.

¿Qué es la psicología perinatal?

La psicología perinatal aborda todos los aspectos psico-afectivos relacionados con la concepción, el embarazo, el parto, el posparto y los primeros años de crianza. Según la Asociación de Psicología Perinatal está orientada, por tanto, a la prevención, cuidado, apoyo, diagnóstico e intervención de la mujer y su familia durante todo el proceso de la maternidad. Todo ello, teniendo muy en cuenta el establecimiento de un vínculo saludable entre el bebé, la madre y el resto de la familia.

La maternidad es un momento vital en el que se producen muchos cambios, tanto a nivel neuroendocrino y fisiológico como psicosocial, lo que puede tener repercusiones psicológicas y emocionales. De igual modo, es crucial el proceso que se vive cuando ésta no llega con el fuerte deseo de que sí lo haga. También juega un papel clave si existe una pérdida del bebé, prestando acompañamiento en este duelo tanto a la mujer como al resto de familiares. En cualquiera de estas situaciones, será de gran importancia contar con el apoyo de un profesional especializado.

Este es un trabajo que se ve enriquecido por la interdisciplinariedad, por lo que contar en él con matronas, fisioterapeutas, médicos o auxiliares facilitará la detección temprana y, por tanto, una actuación preventiva, de aquellas situaciones que requieran de una contención e intervención emocional y psicológica para la mujer y su familia.

Áreas de intervención de la psicología perinatal

Preconcepción y concepción

Una psicóloga perinatal evalúa e interviene sobre las dificultades psicológicas en el proceso de concepción. Pero no solo acompaña en el embarazo y la vida, también cuando el embarazo no se produce por problemas de fertilidad. Aquí destaca el acompañamiento psicológico en los tratamientos de reproducción asistida.

Gestación

Se realiza fundamentalmente un trabajo de prevención e intervención. Prevención de la aparición de problemas psicológicos y emocionales, dotándote de herramientas para gestionar todos los cambios que ocurren en este proceso y evitar estados ansiosos o depresivos. E intervención sobre el miedo al parto u otros miedos, aprendiendo técnicas de relajación y respiración, que serán una parte importante de tu preparación al parto. También se intervendrá sobre la posible ansiedad asociada a los cambios que se anticipan por traer una nueva vida al mundo y asumir, sobre todo si eres primeriza, el nuevo rol de madre.

Parto y posparto

La psicóloga perinatal va a ayudarte a estar preparada psicológicamente para el momento del parto, ya sea éste natural o por cesárea. Te ayudará a tener las herramientas psicológicas necesarias para un buen manejo emocional en un momento de alto estrés. Asimismo, intervendrá sobre las posibles consecuencias psicológicas indeseadas que pueden producirse tras el parto, como la depresión postparto, el baby blues, el parto traumático, alteraciones de la imagen corporal, etc.

Puerperio

El establecimiento de una diada madre-bebé saludable será fundamental en el trabajo que se realiza durante los primeros años de vida, algo que resulta imprescindible para la salud mental de ambos. La psicóloga perinatal intervendrá para prevenir las posibles dificultades con este vínculo, facilitando la adaptación a la maternidad/paternidad, así como sobre los posibles problemas que puedan aparecer en la relación de pareja o las relaciones familiares derivados de la maternidad.

Si estás planteándote o viviendo un proceso de maternidad, nuestra psicóloga perinatal puede ayudarte para prevenir posibles dificultades y realizar este proceso de un modo mucho más satisfactorio. Te sentirás apoyada, escuchada, guiada y acompañada, no dudes en solicitar una primera consulta.