
Poner límites significa hacer saber a las personas que nos rodean qué queremos y necesitamos. Consiste en expresar nuestros preferencias, prioridades y sentimientos sin dejar de tener en cuenta los de los demás, sin olvidarnos de lo que piensan y sienten los otros.
Los límites de una persona, según Edward Hall y Robert Sommer, son un lugar donde nos sentimos mental y físicamente protegidos, un espacio personal que va más allá de un territorio físico.
¿Por qué en ocasiones es tan difícil poner límites?
Es común que en nuestro día a día, en ocasiones, otras personas o incluso nosotros mismos, atravesemos esa frontera personal que definen nuestros límites, llevándonos a momentos y situaciones que nos generan malestar. Estas situaciones, si se producen de manera frecuente, nos pueden llegar a producir un malestar constante y a deteriorar la relación con nosotros mismos (nuestra autoestima) y con los demás.
Las causas más comunes de que desarrollemos y mantengamos comportamientos en los que dejamos de dar valor a nuestros límites son:
- Miedo al rechazo: pensar que no acceder a una petición de otra persona puede conllevar un deterioro o ruptura de la relación. Convendría cuestionar aquí en primer lugar si esto es una posibilidad real y, en segundo lugar, de ser así, cuánto de positiva es esta relación para nuestra vida si su estabilidad depende de sobrepasar nuestros propios límites
- Sentirnos culpables por decir “no”, priorizando así las necesidades del otro sobre las nuestras propias: frecuentemente este sentimiento de culpa va acompañado de pensamientos y creencias como “soy una mala persona”, “soy un egoísta”, etc. por no acceder a alguna petición.
- Hacernos responsables de todo lo que pasa a nuestro alrededor: cuando, consciente o inconscientemente, nos cargamos con la responsabilidad de solucionar lo que sucede en nuestro entorno, es frecuente que sobrepasemos nuestros límites, con el consiguiente desgaste temporal y energético.
¿Cómo poner límites?
Poner límites de manera exitosa es una de las maneras más eficaces de mejorar la relación con uno mismo y con los demás. Si no es una conducta establecida en tu repertorio conductual, es posible que necesite de cierto entrenamiento. Desde nuestra consulta de psicología en Villaverde, podemos darte algunas claves que te ayudarán a mejorar esta faceta tan importante en las relaciones sociales.
Conócete a ti mismo, comprende tus necesidades, prioridades y preferencias. Lo que coloquialmente son tus líneas rojas. Para ello, observa tus reacciones emocionales antes las circunstancias que ocurren en tu contexto
Analiza tu pasado y tu presente. Conoce qué beneficios has obtenido después de no poner límites y analiza si podrías haber actuado de otra manera y los posibles resultados alternativos de ese modo de actuar.
Cuestiona tus creencias rígidas. Pon en tela de juicio esos pensamientos sobre “ser un egoísta” por decir no o la necesidad de responsabilizarte de todo lo que pasa a tu alrededor.
Exponte a decir “no” en pequeños pasos. Primero con pequeñas acciones para ir incorporándolo a tu repertorio conductual, para después poder generalizarlo.
Ponte como prioridad. Por supuesto, siendo flexible. Lo deseable es que nuestro comportamiento esté adaptado a los requerimientos de la situación.
Toma decisiones sin esperar la validación de los demás. Confía en tu propio criterio y tu proceso de toma de decisiones, sin dejar de consultar cuando sea necesario, pero no siempre.
Acepta cuando otros te dicen “no”. Si reconoces la importancia de poner límites, sabrás gestionar mejor cuando eres tú quien recibe el “no” por respuesta.
Entrena la comunicación asertiva: para poner límites de manera efectiva, es necesario controlar las emociones. No dejarse llevar por el enfado o la ira, si no marcarlos de manera firme y calmada. Para ello hay que entrenar comunicar nuestras preferencias y deseos sin sobrepasar los de los demás.
Involúcrate en relaciones sanas y equilibradas. Es posible que alguna de tus relaciones estuviera sostenida, precisamente, por tu falta de habilidad para poner límites. Si esto es así, no tengas miedo en reducir el peso de esta relación en tu vida e involúcrate con personas que respeten tus límites y sepan hacer que respetes los suyos. Tus relaciones comenzarán a ser más equilibradas.
Busca ayuda profesional. Si lo necesitas, un profesional de la psicología puede ayudarte a realizar todo este trabajo. No dudes pedirnos una primera cita, nuestro equipo de psicólogos estará encantado de ayudarte.